Explorando el nuevo mundo de los blogs...

y cuando vaya mal, también.

jueves, 2 de diciembre de 2010

El tiempo

Buenos días señores y señoras, aunque quizás esta entrada no vaya dedicada a nadie ni a nada en particular. no sé si estoy llegando a alguien o simplemente escribo por el placer de hacerlo.

El otro día, es decir ayer, hablaba de la belleza con mi amigo, y entre otras cosas estoy leyendo una novela que recomiendo encarecidamente a cualquiera a quien pueda interesar mi humilde opinión; El retrato de Dorian Grey, escrito por Oscar Wilde. Quién sepa un poco de la novela podrá entender mi últimamente grave preocupación por el tiempo, por su paso y por la vida en general. Oscar Wilde fue un autor que realmente podía hacer que tuvieras que parar tu lectura para pensar en las cosas que te hacía llegar. Siempre fui una persona hedonista, de aprovechar el momento, de vivir al máximo el presente que me habían dado. Y siempre pensé que lo había pensado bien, pero ahora me doy cuenta de que no estaba ni cerca. Es más, hace (el libro) tal presentación de la importancia de la juventud, de la belleza y del paso del tiempo, que me he convertido en una preocupada por el futuro!

Así que en una nube de preocupación me he puesto a darle vueltas a mi futuro, al paso cada vez más rápido del tiempo y a la belleza que otorga la juventud, y me he visto creándome oportunidades de futuro, y sentando bases para lo que antes nunca me importó: el porvenir.
No sé si eso es bueno o malo. Son dos modos de vivir, el mío, con el carpe diem como lema, y el de mis peores enemigos, irónicamente hablando puesto que son mis amigos y familiares quienes piensan que mi forma de vida es irresponsable e inmadura y que apuestan por la organización y la planificación.
No puedo evitarlo siempre he parecido tener suerte, un tipo de deus ex machina. No sé como lo conseguía ni si voy a perder mi suerte por compartirla con el mundo, pero de alguna manera, sin preocupaciones, cuando la cosa empezaba a ejercer presión sobre mí, todo mágicamente siempre se solucionó y volvió a su lugar.
Sin embargo pasa el tiempo, cada vez más rápido... y yo cada vez me preocupo más por el que viene que por el que tengo. Como todos.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Singularidad

He estado viendo blogs, desde que abrí el mío. La mayoría de los que he encontrado estaban en inglés y básicamente son de gente tan normal como yo aunque los encuentro extrañamente reveladores. Es curioso y tengo dos cosas que decir, la primera es que la gente expone (como yo) sus pensamientos, íntimos o no, a la ligera, en un afán de compartir vivencias. Y decían que las tecnologías iban a distanciarnos o a hacer a las personas menos sociables. Será ésta una nueva forma de socializar? Luego en segundo lugar, con tantas personas mostrando su interior como lo hacen te das cuenta de que quizás no somos todos tan diferentes! Me doy cuenta de que mucha gente siente lo que yo, y no se si eso me da miedo o me reconforta. Estamos siendo más conscientes de nuestras similitudes, o estamos uniformándonos?

Belleza

Un amigo una vez me dijo, que el arte debía superar la realidad, entre algunas cosas, con la cualidad de eternidad y belleza.
Yo creo que lo bello está lejos de ser eterno, puesto que la costumbre afea las cosas. Para mí lo bello es efímero, y dada esta condición, al arte hay que saborearlo, disfrutarlo y dejar que te embriague puesto que no sabes cuanto más será posible la situación.
Mientras él decía que la belleza era eterna y que por ello los clásicos creaban esculturas de piedra y que los edificios, arquitectura como arte, no están hechos para durar dos días…
Yo respondía que el arte es para disfrutarlo, y como la existencia humana, todo lo bello tiene un fin, y en ello mismo reside su belleza, en que en cualquier momento puede desaparecer. Es el arte mismo de la mortalidad, a caso el arte culinario, es menos bello por ser menos perdurable? El maquillaje, la interpretación? A caso todo ello no merece ser alabado como bello?
El arte contemporáneo, busca nuevas formas de realidad, nuevas formas de sorprender y de llegar a las generaciones próximas que todo lo han visto y que con nada se sorprenden. No quieren ser predecibles como hoy en día lo es todo, y no quieren ajustarse a un canon ya existente de lo que es bello o no, porque lo que es bello lo dicta cada presente, y el presente del pasado ya pasó. Nos toca a nosotros decidir que es bello, y yo concretamente prefiero basarme en lo que a mi me produce una obra de arte como tal, más que en lo que me han dicho los “antepasados” que tiene que ser “lo bello”.