Buenos días señores y señoras, aunque quizás esta entrada no vaya dedicada a nadie ni a nada en particular. no sé si estoy llegando a alguien o simplemente escribo por el placer de hacerlo.

El otro día, es decir ayer, hablaba de la belleza con mi amigo, y entre otras cosas estoy leyendo una novela que recomiendo encarecidamente a cualquiera a quien pueda interesar mi humilde opinión; El retrato de Dorian Grey, escrito por Oscar Wilde. Quién sepa un poco de la novela podrá entender mi últimamente grave preocupación por el tiempo, por su paso y por la vida en general. Oscar Wilde fue un autor que realmente podía hacer que tuvieras que parar tu lectura para pensar en las cosas que te hacía llegar. Siempre fui una persona hedonista, de aprovechar el momento, de vivir al máximo el presente que me habían dado. Y siempre pensé que lo había pensado bien, pero ahora me doy cuenta de que no estaba ni cerca. Es más, hace (el libro) tal presentación de la importancia de la juventud, de la belleza y del paso del tiempo, que me he convertido en una preocupada por el futuro!
Así que en una nube de preocupación me he puesto a darle vueltas a mi futuro, al paso cada vez más rápido del tiempo y a la belleza que otorga la juventud, y me he visto creándome oportunidades de futuro, y sentando bases para lo que antes nunca me importó: el porvenir.
No sé si eso es bueno o malo. Son dos modos de vivir, el mío, con el carpe diem como lema, y el de mis peores enemigos, irónicamente hablando puesto que son mis amigos y familiares quienes piensan que mi forma de vida es irresponsable e inmadura y que apuestan por la organización y la planificación.
No puedo evitarlo siempre he parecido tener suerte, un tipo de deus ex machina. No sé como lo conseguía ni si voy a perder mi suerte por compartirla con el mundo, pero de alguna manera, sin preocupaciones, cuando la cosa empezaba a ejercer presión sobre mí, todo mágicamente siempre se solucionó y volvió a su lugar.
Sin embargo pasa el tiempo, cada vez más rápido... y yo cada vez me preocupo más por el que viene que por el que tengo. Como todos.